Artrosis del pulgar, ¿qué es y cómo se trata?
Dr. Emanuel Sartor. Sanatorio Parque e Instituto Cardiovascular de Rosario (ICR). Unidad de Cirugía de Mano y Miembro Superior de Grupo Oroño.
La rizartrosis o artrosis de la base del pulgar es el segundo sitio más comúnmente involucrado de enfermedad degenerativa en la mano. Se trata del desgaste de la articulación del pulgar y está dado por la degeneración del cartílago que los recubre, que permite -en condiciones normales- que se produzcan los movimientos de manera suave y sin dolor.
Esta es una afectación progresiva y crónica. Hasta hace poco era una enfermedad con mayor frecuencia en mujeres y propia de la gente mayor, especialmente aquellos que habían desempeñado actividades o trabajos que incluyen movimientos forzados de manera repetitiva de los dedos durante años. Sin embargo, el uso de las nuevas tecnologías, fundamentalmente los smarthphones, provocaron un aumento de casos en el último tiempo.
El síntoma más frecuente es el dolor a la hora de realizar algún movimiento o actividad, como girar una llave o abrir una puerta, que con el tiempo persiste con el reposo y se le agrega inflamación, rigidez, debilidad al realizar pinza o agarre y deformidad de la mano. Todo esto lleva a un elevado grado de discapacidad, modificando la relación social y laboral del paciente.
Prevención y tratamientos
Al ser una enfermedad muy relacionada con la edad, es difícil dar pautas preventivas claras, aunque evitar la sobrecarga en la zona podría contribuir a retrasar el desgaste del cartílago.
El objetivo es tratar el dolor del paciente y no solo la artrosis. El primer método consiste en usar un inmovilizador ortopédico suave para limitar el movimiento del pulgar, lo que permite que la articulación descanse. Si la afección es más grave, se puede aplicar un inmovilizador ortopédico duro. Cualquiera de los dos tipos se puede usar durante la noche o de forma intermitente durante el día.
Un fisioterapeuta también puede enseñar a las personas con rizartrosis cómo hacer ejercicios con los pulgares para evitar que la afección se agrave. Otros pasos no invasivos incluyen la toma de medicamentos antiinflamatorios, colocar frío localizado de manera intermitente sobre la articulación y, sobre todo, modificar las actividades rutinarias o laborales que producen el dolor.
Si estos métodos no ayudan, el siguiente paso sería inyectar corticoides directamente en la articulación. Esto puede brindar alivio durante varios meses y repetirse en varias ocasiones. Tanto los hombres como las mujeres suelen responder bien a estos tratamientos conservadores al principio y, para algunos, pueden ser todo lo que se necesita. Pero no impiden que la artrosis progrese.
Tratamiento quirúrgico Cuando los enfoques no quirúrgicos ya no son efectivos, la cirugía es una opción. El mejor tipo de cirugía dependerá de una serie de factores, incluida la edad, progresión de la enfermedad, actividad cotidiana o laboral, y el dolor.
En la mayoría de los casos, la cirugía consiste en extirpar todo o parte del trapecio (un hueso que se ubica en la articulación del pulgar) con diversas formas de estabilizar la articulación para mantener el pulgar en su lugar.
Unidades especiales
Los centros médicos y sanatorios de Grupo Oroño cuentan con unidades especiales que tratan diversas situaciones. Son grupos interdisciplinarios que actúan desde el diagnóstico hasta la rehabilitación. Estas unidades están destinadas a abordar temáticas específicas con los profesionales y la precisión que precisa cada una de las problemáticas implicadas. Para más información, ingresar a https://www.grupoorono.com.ar/unidades-especiales.