Cardiología: ¿Podemos hacerlo mejor en el 2021?
En 2020 se registró una caída global del 64% en los estudios y procedimientos cardiológicos, debido al Covid 19. El desafío de la comunidad médica de revertir estas cifras.
Que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en casi todo el mundo, no es ninguna novedad. Las asociaciones científicas y los principales referentes de la cardiología en todo el mundo han venido repitiendo este apotegma casi como una muletilla durante las últimas décadas.
Los cambios en la conducta de la población durante el pasado 2020 como consecuencia de la pandemia en lo que respecta a los controles cardiovasculares, representan un gran desafío para la comunidad médica. De cara al segundo año de pandemia, se deberá lograr una mejor prevención de los contagios por Covid, y un mayor control de las complicaciones por enfermedades cardiovasculares.
A partir del 20 de marzo del 2020, la Argentina instauró el aislamiento social preventivo y obligatorio debido a la pandemia por Covid-19 y como medida esencial para evitar la diseminación del virus, la tasa de contagios y la saturación de los sistemas de salud. El lema #QuedateEnCasa, comenzó a observarse tanto en la prensa oral y escrita como en todas las redes sociales, incluso artistas y referentes de diversos ámbitos se hicieron eco de esta solicitud. Las calles comenzaron a verse vacías, y en los centros de salud se observó una marcada disminución en las consultas médicas, en las internaciones e incluso en los ingresos a las guardias de urgencias. Los controles de pacientes cardíacos tuvieron una caída sin precedentes.
Este fenómeno, que también se registra a nivel mundial, se ve ahora reflejado en datos que fueron obtenidos en más de 900 Instituciones médicas de 108 países y que fueron publicados recientemente en el prestigioso Journal of the American College of Cardiology. En este reporte, encabezado por el Dr. Andrew J. Einstein de la Universidad de Columbia en Estados Unidos, puede observarse una caída global del 64% en los estudios y procedimientos cardiológicos con respecto al año 2019. Las ergometrías disminuyeron en un 78%, los ecocardiogramas un 76%, mientras que se observó una disminución del 55% en los cateterismos coronarios.
En el Servicio de Cardiología Nuclear del ICR, en sintonía con estos datos, observamos una disminución del 70% en los estudios SPECT. Esto cobra una mayor relevancia si tenemos en cuenta que los SPECT cardiacos son estudios que habitualmente se realizan para diagnosticar obstrucciones coronarias, para determinar si un paciente debe ser sometido a un procedimiento de revascularización coronaria, ya sea angioplastia o cirugía cardiaca, para verificar el correcto funcionamiento de stents intracoronarios o simplemente para controlar la evolución y definir el pronóstico de pacientes con infarto de miocardio.
Las consecuencias por la falta de cuidados
Indudablemente, por temor al contagio, la gente decidió postergar las visitas al cardiólogo, sin pensar que nuestros corazones continuaron trabajando durante la pandemia, tal vez más que nunca.
Hoy podemos afirmar que las consecuencias del aislamiento prolongado y la disminución de estudios y de controles médicos resultaron en una desafortunada combinación para la salud cardiovascular. Si tomamos como ejemplo la cantidad de personas que fallecieron por problemas cardíacos, no relacionados al Covid, en este último año, en comparación con años anteriores, podremos observar tristemente que el número es mucho mayor, seguramente como consecuencia de la falta de cuidados adecuados a la que se hace mención.
Muchos pacientes con dolor de pecho, decidieron postergar la consulta de urgencia. La Sociedad Argentina de Cardiología, a través del programa Stent Save a Life Argentina, da cuenta que, durante 2020, las personas con infarto de miocardio ingresaban a las guardias médicas en estado mucho más grave, y como consecuencia, hubo un aumento significativo de la mortalidad intrahospitalaria respecto de años anteriores. Es imperativo que la gente tenga presente que el dolor de pecho podría ser el signo alarma de un eventual infarto agudo de miocardio, y ante esta emergencia, la demora en recibir el tratamiento adecuado se paga con infartos más grandes y más complicados.
Esto se evidenció en las observaciones de nuestro grupo, encabezadas por los Doctores Gerardo Zapata y Ariel Doglioti, que fueron publicadas en la Revista de la Federación Argentina de Cardiología. En esta investigación pudimos comprobar mediante SPECT cardiaco, que los infartos que afectan más del 37% del ventrículo izquierdo, provocan más dilatación del corazón y tienen más complicaciones.
La mejor recomendación para evitar problemas cardíacos mayores, sin duda es la consulta médica precoz. Actualmente las instituciones médicas tienen en funcionamiento protocolos de prevención adecuados que permiten la concurrencia a los centros de atención minimizando el riesgo de contagio.
Mientras las autoridades sanitarias implementan medidas tendientes a controlar el número de contagios por Coronavirus, el gran desafío de la cardiología para este segundo año de pandemia será lograr revertir las cifras adversas de complicaciones cardíacas observadas en el 2020, y esto será posible en la medida que nos concienticemos de la importancia de la consulta cardiológica temprana, evitando innecesarias postergaciones de los estudios habituales.
Jorge López - Jefe Cardiología Nuclear del ICR